El estrés por calor y cómo afecta a la fertilidad

En los meses más calurosos del año muchas ganaderías consideran cómo prevenir o reducir los efectos del estrés por calor en la producción de leche y la eficiencia reproductiva. Durante los meses de verano, los rebaños se enfrentan a pérdidas de leche y una mala reproducción no sólo en las tasas de concepción dentro del rebaño en ordeño en ese momento, sino que las vacas secas también sufren los efectos de las malas tasas de concepción del primer servicio durante los meses posteriores debido a los problemas del estrés por calor.

El estrés por calor se produce cuando la carga de calor de una vaca supera su capacidad de disiparlo. Las vacas afectadas redirigen la sangre hacia la piel y la alejan de los órganos internos para facilitar la pérdida de calor por evaporación, aumentan su frecuencia respiratoria y, en algunos casos, jadean, tienen tiempos de reposo reducidos, reducen la ingesta de materia seca y, posteriormente, tienen rendimientos de leche reducidos y una reproducción deficiente.

El grado de exposición al estrés por calor del ganado lechero se representa como el índice (THI) que relaciona la temperatura (ºC) y la humedad relativa (%). A un THI de 68 se alcanza el umbral de estrés de una vaca, lo que equivaldría a un 45% de humedad relativa con temperaturas de hasta 22°C. En este punto, las vacas pueden tener una frecuencia respiratoria de 60 respiraciones por minuto, una pérdida de leche de aproximadamente 1 kg/vaca/día y efectos negativos en la reproducción. Es importante señalar que las personas pueden no sentir el estrés por calor hasta los 26°C y el 40% de humedad – ¡un THI de 80!.

Los métodos para reducir el estrés por calor incluyen:

  1. Proporcionar sombra: es uno de los métodos más fáciles y económicos para minimizar el calor de la radiación solar. Sin embargo, no alterará la temperatura del aire ni la humedad relativa alrededor de las vacas para maximizar el enfriamiento por evaporación de estas. Esto debe tenerse en cuenta si se considera la posibilidad de estabular las vacas durante el día para proporcionarles sombra y sacarlas a pastar por la noche. Los sistemas en los que las vacas pastan durante el día deben tener en cuenta la disponibilidad de sombra.
  2. Las altas densidades de población dentro de los edificios pueden ser un cuello de botella para reducir el estrés térmico. Por ejemplo, en un establo de 3 filas de cubículos para alimentar a las vacas, habrá aproximadamente 45 cm por vaca, en comparación con 73 cm por vaca en un establo de 2 filas con una densidad de población del 100%. Con una densidad de población del 120%, los establos de 3 filas sólo tendrán una media de 38 cm por vaca, en comparación con los 61 cm por vaca de un establo de 2 filas. El espacio es clave en momentos en que las vacas pueden estar en riesgo de estrés por calor.
  3. La disponibilidad de agua es fundamental. Las recomendaciones se basan en 10 centímetros lineales por vaca con un mínimo de 2 bebederos por grupo. Cuando la presión del agua no es un problema, los bebederos basculantes poco profundos son fáciles de mantener limpios, sin embargo, cuando la presión del agua en la granja es baja, se deben considerar bebederos profundos más grandes. Se recomienda una profundidad mínima de 7,5 cm de agua.
  4. Los ventiladores se instalan a menudo para mejorar el movimiento del aire a través de los edificios y aumentar la pérdida de calor por convección en el ganado, y son más eficaces cuando se combinan con sistemas de aspersión para mejorar la refrigeración por evaporación. Debe buscarse el asesoramiento de un especialista a la hora de instalar sistemas de refrigeración basados en ventiladores con o sin sistemas de aspersión, ya que la eficacia de los distintos ventiladores varía mucho. Como regla general, los ventiladores de bajo volumen y alta velocidad deben colocarse sobre los comederos y los cubículos, el espacio entre los ventiladores no debe ser superior a 10 veces el diámetro del ventilador, aunque algunas recomendaciones sugieren que sea 5 veces el diámetro del ventilador, y deben estar inclinados hacia abajo para dirigir su flujo de aire a un punto directamente por debajo del siguiente ventilador en línea. Lo ideal es que los ventiladores estén automatizados en cuanto a los tiempos de encendido y apagado (hay que recordar que las personas toleran mejor el calor y la humedad que las vacas) y que la refrigeración se extienda a las últimas horas del día, ya que a menudo es cuando las vacas experimentan un mayor estrés por calor debido a la carga térmica a lo largo del día. Los sistemas de refrigeración en los corrales de espera, donde la densidad de población es máxima, son fundamentales, sobre todo si las horas de ordeño son por la tarde.
  5. Las estrategias de alimentación que deben discutirse con los nutricionistas de rumiantes incluyen la reducción de la energía fermentable en la ración mediante el uso de grasas inertes en el rumen como sustituto parcial del almidón. Se podría reducir la proteína degradable en el rumen y maximizar la proteína no degradable en el rumen para compensar la reducción de almidón en la ración. Cambiar lentamente los horarios de alimentación para suministrar alimento fresco muy temprano por la mañana y/o tarde por la noche. Es fundamental controlar la ingesta de materia seca, especialmente en los grupos de vacas en transición y frescas, y sobre todo durante los periodos de estrés térmico, para reducir el riesgo de retención de membranas fetales, metritis, endometritis (blancos) y una mala tasa de concepción en el primer servicio.
  6. La tecnología sexada Sexcel® se ha postulado como otra gran ayuda a la hora de garantizar la fertilidad de un rebaño. Según un estudio basado en el análisis de más de 1.500.000 inseminaciones de 1.337 sementales en 784 granjas con Sexcel®, se demostró una diferencia del 0,15% en la fertilidad de un semental en climas cálidos frente a los templados.

En resumen, la provisión de sombra, agua, espacio y la refrigeración de las vacas mediante el movimiento del aire y los sistemas de aspersión son aspectos clave a tener en cuenta en su explotación en los momentos en que las vacas pueden correr el riesgo de sufrir estrés por calor. Consulte a su veterinario, nutricionista y asesor de cría para conocer los riesgos de estrés por calor en su rebaño este verano, especialmente si ya tenido la necesidad de encender el aire acondicionado.

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